Mi experiencia en la Fundación Vicente Ferrer en la India

El viaje que me cambió la vida

He sido testigo directo del milagro que Vicente Ferrer y su fundación han realizado en la India en un viaje que cambió mi visión del mundo y me hizo recuperar la fe en el ser humano.

Contenido

Acabo de volver de la India y lo hago con una niña apadrinada. Se llama Divya y cumplió 11 años hace unos pocos días. Sólo la conozco por foto pero sé que sus padres se llaman Tirupal y Elisamma. También que tiene dos hermanos y viven en Akuthotapalli, en el distrito de Anantapur, en el estado de Andhra Pradesh, en el sur de la India.

Anantapur significa ciudad del infinito y si hay algo infinito en Anantapur es la solidaridad.

Aún no he tenido tiempo de asimilar ni reflexionar sobre todo lo que he visto, escuchado y sentido durante estos ocho días. Ni sé si lo tendré. Por eso me he puesto a escribir, para intentar que no se me escape esa sensación que me he traído y que no quiero que se desvanezca.

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Celebrando el Ugadi, el año nuevo indio

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Subimos 600 escalones para ver el amanecer en Anantapur y allí nos esperaban los monos

Tengo que reconocer que me daba un poco de miedo este viaje, aunque ya había estado en la India y ya había visto algunas cosas que me habían sobrecogido. Quizá por eso, temía esta experiencia. Sin embargo, ha sido muy gratificante.

He comprobado que los milagros existen y he recuperado la fe en el ser humano. Casi nada...

Ha sido un viaje de trabajo que me ha permitido entrar y ver lugares que de otra manera no hubiese visto, escuchar testimonios que de otra manera no hubiese escuchado y tener el privilegio de abrazar a Anna Ferrer, la viuda del filántropo Vicente Ferrer, la co-artífice del milagro de Anantapur.

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Una de las escuelas de refuerzo de la Fundación. Cuando los niños se hacen mayores les dan bicicletas para que no dejen de ir al cole porque está lejos.

Anna nos dijo que su mayor satisfacción después de más de 40 años trabajando a destajo, era la mirada de cariño y gratitud de la gente cuando va a visitar los pueblos.

Nos dijo que lo imposible se hace posible a base de mucho trabajo. Nos contó que todo el esfuerzo merece la pena para erradicar la pobreza extrema, la que padecen quienes no tienen el control de sus vidas porque éste está en manos de otras personas, aquellos a los que por no tener nada, se les ha arrebatado hasta su dignidad. Y nosotros, que la conocimos una mañana especialmente calurosa (44º), en su sobrio y minúsculo despacho, el que fuera de Vicente, después de cinco días visitando casas, talleres, escuelas y hospitales, no pudimos reprimir las lágrimas.

Ella también se emocionó al hablar de Vicente, considerado allí más que como un santo, como un dios. A Vicente Ferrer no le gustaba posar para las fotos, ni los homenajes, pero en cada casa, hospital, escuela, taller o sangham, hay un retrato de Vicente.

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Con Anna Ferrer

Ninguna acción buena se pierde en este mundo, en algún lugar quedará para siempre.

Vicente Ferrer

En el hospital de enfermedades infecciosas tienen una foto preciosa y enorme de Vicente y Anna. El director, Gerardo, un chico español muy joven, nos dice que los indios lo piden, que quieren tenerlos siempre presentes.

Gerardo es un médico extraordinario, que podría estar ganando cinco veces más en Bangalore o en España, pero ha elegido dedicarle su vida a los pobres. Accede a mostrarnos el hospital y a contestar nuestras preguntas, pero no quiere salir en cámara. Obviamente no es de esa clase de personas que necesite reconocimiento o fama. Se ha contagiado de tuberculosis en el hospital. Él no le da importancia, y nos cuenta, orgulloso, que descubrieron que el oxígeno y la luz natural van en contra de la enfermedad, por lo que construyeron habitaciones con amplios ventanales donde corre el aire fresco del exterior que ha impedido que se vuelvan a producir contagios entre pacientes y familiares.

Después de entrar en una de las habitaciones de enfermos de VIH, no pude entrar en la siguiente. Allí estaba Kyra, un niño que aparenta 10 años y que tiene 21. “Nació con el VIH, que impide un desarrollo normal. Cuando llegó aquí hace 3 años pesaba 14 kilos”, nos cuenta Gerardo. Los padres de Kyra murieron de sida y su abuela dejó de ocuparse de él. Ahora vive en el hospital porque tiene muchos otros problemas de salud relacionados con su enfermedad. Kyra habla con Gerardo como con alguien de su familia. Qué hubiese sido de Kyra si no lo hubiesen acogido en el hospital de la Fundación…

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Casa de la Fundación para los más pobres, los intocables o los miembros de tribus excluidos del sistema de castas

¿Y qué hubiese sido de las mujeres con discapacidad que conocimos si no se hubiesen ocupado de ellas en la Fundación Vicente Ferrer?

El nacimiento de una niña en la India no se celebra, como sí se hace cuando nace un varón. Ni siquiera se informa a los familiares y vecinos. El nacimiento de una mujer supone contraer una enorme deuda, la dote. Y con la boda la hija pasará a formar parte de la familia del marido.

Separadas de sus familias por el matrimonio, las mujeres no puede ocuparse de sus padres cuando se hacen mayores, por eso, entre otras cosas, las niñas no son bien recibidas.

Y si se quedan viudas son repudiadas por la familia del marido y por los vecinos, se considera que dan mala suerte. Cuando son ellos los que enviudan, no hay mala suerte que valga.

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Taller de costura de Bukkarayasamudram

Ser mujer en la India no es fácil y si además sufre una discapacidad su vida será un infierno.

Entrevistamos a varias chicas en los talleres de la Fundación donde les han proporcionado trabajo, cariño y un hogar. Les cuesta hablar de su experiencia. Las pocas que lo hacen no entran en detalles, no es necesario, ya es suficientemente duro. Todas cuentan la misma historia:“Me dejaban sola en casa todo el día. Ni mis padres ni mis hermanos me hablaban”.

Alimentadas con las sobras (cuando quedan sobras), estas chicas son ocultadas en las casas, consideradas un estorbo inútil ya que no “sirven” para trabajar en el campo.

A las niñas con discapacidad los padres ni siquiera las cuentan cuando hablan del número de hijos que tienen.

Sufren la discriminación en su propia casa y en su pueblo, donde nadie las llama por su nombre, solo se refieren a ellas por su discapacidad: “La coja, la ciega, la subnomal…”. Algunas de las jóvenes con discapacidad han sido maltratadas, como si fuesen culpables de su desgracia.

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Acostumbradas a ser invisibles, a no importarle a nadie, de repente, encuentran un hogar, un grupo de amigas, con historias similares a las suyas. Se sienten comprendidas, queridas y útiles. Por primera vez en sus vidas se sienten personas.

Aprenden un oficio y reciben un salario. Tienen sus propias cartillas de ahorro y pueden permitirse, después de mucho trabajo, regalarse un capricho, una cadena, unos pendientes de oro, que lucen con el orgullo de quien se lo ha ganado a pulso. Y entonces, en sus casas y en sus pueblos comienzan a ser respetadas, miradas con otros ojos. Que alguien me diga si esto no es un milagro.

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Taller de yute

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Hora de comer

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También tuvimos el privilegio de conocer a la líder de un sangham, que son asociaciones de mujeres que se reúnen para hablar de sus problemas, buscar soluciones y ahorrar solidariamente para emprender pequeños negocios que les permitirán tener independencia económica, salir de sus casas y ganarse el respeto social. Al principio los hombres se opusieron porque consideraban que su sitio estaba en las casas. Ella nos contó orgullosa que antes era analfabeta y solo podía firmar poniendo el dedo y que ahora es la líder de su pueblo y ha aprendido muchas cosas. Ha conseguido sacar adelante un negocio y ayuda a sus amigas y vecinas con sus problemas. Ellas lograron convencer a sus maridos de la importancia de que las niñas también fuesen a la escuela.

Las mujeres están liberándose poco a poco de las cadenas impuestas por la superstición, la religión y la ignorancia. Ellas están cambiando la India.

Tras ocho días de historias, miradas, sonrisas y sensaciones que se te clavan en el alma, abandonamos Anantapur, uno de los lugares más pobres de la tierra, para hacer escala en Dubai, uno de los más ricos, donde la opulencia y el derroche extravagante y obsceno nos miran por encima del hombro desde el rascacielos Burj Khalifa, el más alto del mundo.

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Dubai desde el avión

Y no puedo evitar pensar cuántos niños se podrían apadrinar con lo que costó esa torre, y que el mundo es estúpido y que competimos por ver quién la tiene más larga cuando hay tantos que no tienen nada.

Afortunadamente hay muchas buenas personas, que dedican parte de su vida a mejorar la vida de los demás. Y yo he tenido la suerte de conocer a muchos de ellos, y me dan envidia, porque ellos sí están haciendo algo valioso, porque sus vidas sí tienen sentido. No deberíamos pasar por este mundo sin hacer algo bueno.

¿Cómo puedo visitar la Fundación Vicente Ferrer?

Haz click en el siguiente enlace si quieres visitar la Fundación Vicente Ferrer por tu cuenta, para conocer los diferentes sectores de actuación (educación, sanidad, personas con discapacidad, mujer, vivienda y ecología) que se están llevando a cabo en Andhra Pradesh. Y si no puedes viajar hasta allí siempre puedes hacer una donación o apadrinar un niño de la Fundación Vicente Ferrer. 

¿Dónde está la Fundación Vicente Ferrer?

La Fundación Vicente Ferrer está en Anantapur en el estado de Andhra Pradesh al sur de la India. 

¿Cómo viajar a Anantapur?

El Aeropuerto Internacional de Bangalore es el más cercano a Anantapur así que deberás volar allí.

¿Cómo llegar a Anantapur desde Bangalore?

La distancia de Bangalore a Anantapur es de 215 km. Ponte en contacto con la Fundación por si te pueden proporcionar un transporte. Si tienes que llegar por tu cuenta tienes los siguientes transportes.

Tren

Desde la Estación de Bangalore City (tarda entre 4 y 5 horas)

Bus

Desde la Estación de Bangalore City (tarda entre 4 y 5 horas)

Taxi

Desde el aeropuerto (tarda unas tres horas y media). La carretera es buena.

Alojamiento en la Fundación Vicente Ferrer

Te alojarás en el campus central de la Fundación en Anantapur durante un tiempo máximo de 4 días y en régimen de pensión completa. En la cantina de la Fundación hay comida occidental e india y está muy buena. 

¿Necesito visado para viajar a Anantapur?

Necesitarás un visado para entrar a la India. Puedes conseguirlo de forma fácil y segura con iVisa haciendo clic en el botón. Nosotras lo hemos utilizado en innumerables ocasiones y te ahorrará muchos dolores de cabeza. 

¿Qué vacunas necesito para viajar a la India?

No hay ninguna vacuna obligatoria salvo la de la fiebre amarilla si se ha viajado a una zona infectada. Se recomiendan las vacunas de la hepatitis A y B, tétanos y fiebre tifoidea. Para ir más seguro y tranquilo consulta en tu centro de vacunación internacional. 

Seguro de viaje para viajar a la India

La India no es el mejor destino para ponerse enfermo o sufrir un accidente.

Te recomendamos contratar tu seguro con la compañía IATI que está especializada en viajes y tiene excelentes coberturas. Además tienes un 5% de descuento por ser lector de TripTripHurra. Solo tienes que hacer clic en el botón para que se te aplique el descuento.

¿Es seguro viajar a Anantapur ?

Sí, no tendrás ningún problema. De todas formas escucha siempre los consejos de los locales y de la gente que trabaja en la Fundación. 

¿Qué idioma se habla en Anantapur ?

El telugu, que es una lengua hablada mayormente en los estados de Andhra Pradesh, Telangana y el distrito de Yanam, donde es el idioma oficial.

En la Fundación Vicente Ferrer se habla español e inglés. 

¿Cómo tener internet en tu móvil durante tu viaje a Anantapur ?

Si quieres viajar conectado a internet y evitar cargos exagerados por el roaming de datos, te aconsejamos comprar una tarjeta eSIM internacional de Holafly. Haciendo clic en el botón la conseguirás y la podrás usar de forma inmediata, ya que al tratarse de una tarjeta virtual ni siquiera necesitas cambiar la sim de tu móvil.

¿Cuál es la diferencia horaria con España ?

  • La zona horaria de Anantapur es UTC +5:30. 
  • La diferencia horaria entre Anantapur y España (UTC +1) es de 4:40 horas (en horario de invierno). 

¿Qué tipo de enchufe se usa en la India?

En la India el voltaje común es 230V y las clavijas tipo C/D/M. 

Si necesitas un adaptador te recomendamos que compres uno que incluya puertos USB como estos, que son los más vendidos de Amazon.

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