Hace unos días que hemos regresado de nuestro viaje por Grecia y venimos entusiasmadas. Para Soraya era la segunda vez, para mí la primera. Venimos gordas y felices, y encantadas por lo bien que nos han tratado los griegos. Como mi surrealista trabajo me deja poco tiempo libre, en esta ocasión no publicaré un diario, pero aquí dejo nuestra ruta explicada paso a paso.
1 Madrid – Atenas – Canal de Corinto – Nauplio
Aterrizamos a las 15.20 en Atenas, recogemos el coche de alquiler en el aeropuerto y ponemos rumbo a Nauplio (138km) con parada para ver el famoso Canal de Corinto (a 84km de la capital), una espectacular obra de ingeniería ideada en el 630 A.C. y que se terminó de construir en 1893. Separa la región griega del Peloponeso de la Grecia continental, uniendo las aguas del golfo de Corinto con las del mar Egeo, evitándole así a los barcos un viaje de más de 400 kilómetros. El camino es precioso y llegamos impregnadas del aroma del azahar que desprenden los miles de naranjos que hay a ambos lados de la carretera.
Pasamos la noche en la bonita villa de Nauplio, (que fue la primera capital de Grecia) que está con el cartel de completo, porque se está celebrando una concentración de yates de lujo que podemos ver amarrados en el puerto. Cerca, en el islote de Bourtzi, hay un castillo que parece flotar en el agua. En Nauplio empezamos a gozar de la comida griega.
2 Nauplio – Epidauro – Delfos
Dedicamos las primeras horas de la mañana a visistar el Fuerte de Palamidi, un poderoso conjunto de ocho bastiones que coronan una colina de 216 m de altura, construidos durante la segunda ocupación veneciana (1686-1715). El fuerte en sí mismo merece la pena, pero además ofrece unas magníficas vistas de Nauplio, el golfo, la llanura de Argólida y las costas del Peloponeso.
Después ponemos rumbo a Epidauro (53km) para visitar el famoso teatro que está extraordinariamente conservado.
Comemos en la carretera disfrutando de unas maravillosas vistas de la ciudad de Epidauro, salimos hacia Delfos (308km), donde subimos varios puertos y nos descojonamos al pasar al lado de un pueblo que se llama Karacolithos.
Rodeamos el monte Parnaso y llegamos a Delfos con una preciosa puesta de sol, que tiñe el cielo de rosa y morado. En cuestión de una hora la ciudad parece vacía. Todos los comercios han cerrado y se ven muy pocos guiris cenando en los restaurantes.
3 Delfos – Meteora (232 km)
Dedicamos la mañana a recorrer el sitio arqueológico patrimonio de la humanidad donde estaba el famoso oráculo. El calor es sofocante pero las ruinas y el entorno merecen bien el esfuerzo.
Después de visitar el santuario de Delfos, entramos en el museo donde se encuentra la famosa escultura en bronce del auriga de Delfos, además de muchas otras joyas que ya conocíamos por nuestros libros de arte.
Paramos a comer en Galaxidi. Decidimos hacerlo en el centro del pueblo y no al lado del mar y acertamos de pleno. Disfrutamos de unos exquisitos platos caseros de verduras y de una fritura de calamares y gambas frescas para chuparse los dedos (y lo hicimos).
Después de pasear un poco la comida, tiramos hasta Kalambaca, donde llegamos a tiempo de ver la espectacular puesta de sol en Meteora, sin duda una de las más impresionantes que han visto mis ojos (mucho más mágica que la de Oia en Santorini, atestada de turistas chinos a la caza de la típica). Volvemos al pueblo de Kalambaca a dejar las cosas en el hostel y salimos a cenar.
4 Meteora – Atenas (412 km)
Durante la mañana recorremos los monasterios de Meteora. Tenemos la mala suerte de que es lunes, el día que cierra el Megalo Meteoro, pero no importa, hay muchos otros monasterios para visitar. Entramos en dos monasterios Varlaam y Agia Triada, imaginándonos cómo hasta hace muy poco los monjes sólo podían acceder escalando por una escalera de cuerda o con una polea, metidos en una red. Las vistas desde allí arriba son tan impresionantes como desde abajo.
Después de comer en Kalambaca salimos para Atenas, con una breve parada donde se produjo la batalla de las Termópilas.
Llegamos a Atenas de noche y sin tener ni idea de dónde está nuestro hotel. Con una coña increíble, Soraya coge una salida al azar y conseguimos que un gasolinero nos haga un mapa ininteligible que, contra todo pronóstico, consigue que lleguemos al hotel. Os aseguro que los ángeles de la guarda existen y que fueron ellos los que se pusieron al volante. Aparcamos en la acera del hotel y salimos a flipar con lo chungo que parece el barrio donde estamos, pero pese a dos o tres mataos con los que nos cruzamos, era más fachada que otra cosa.
5 Atenas – Paros
Devolvemos el coche en el aeropuerto y cogemos un bus al Pireo. Nos bajamos en la parada anterior, Faliro, y comemos por allí. De nuevo nos ponemos las botas y todo está riquísimo. Un par de frappés después, cogemos nuestro ferry a Paros.
El barco es estupendo y enorme y lo único que no nos gusta es que todo el mundo fuma como un carretero en el exterior y más que la brisa marina olemos a Ducados.
Conocemos a unos camioneros de Naxos muy simpáticos que nos invitan a un helado, y aunque no hablan casi inglés, echamos un buen rato hablando.

También conocemos a una señora muy interesante que está puestísima de política española que nos pregunta por Ada Colau y Podemos. La señora es la bomba y habla muy bien inglés, así que disfrutamos de una buena conversación sobre la situación de Grecia y de España.
Llegamos al puerto casi a las 11 de la noche. Después de dejar las cosas en el hotel, salimos a dar un paseo por Parikia.
Un comentario
¡Muy interesante! Cabe mencionar que además del ya conocido patrimonio cultural griego muy relacionado a los filósofos, hay que hablar de la deliciosa gastronomía griega así como de la Isla de Mykonos: un destino muy exótico, lleno de fiesta y de cruceros.